Malditos celos, culpables de la desesperación,
Malditos celos que a las relaciones marchitan,
Malditos celos que ni se ganan, ni se quitan.
Explicación
Tuve una adolescencia dura y marcada por la confusión mental que tenía en aquel entonces, no sabía cómo actuar ni cómo comportarme, sólo me importaba subir mi jerarquía social, como si se tratase de un vídeo juego o algo similar.
Corría el 2011 y sólo me importaba que me viesen bien, guapo, importante y, sobre todo, que destacara en algún campo. Para conseguir todas esas ilusas metas me vi inmerso en situaciones incómodas e innecesarias, pero qué más daba, haría lo que fuera para conseguir ese alto "standing". Me avergüenzo de todo aquello pero no me arrepiento del todo, pues para sentir el bienestar que tengo hoy en día tuve que sufrir. Ya saben que después de la tormenta viene la calma.
Cambios de peinado constantes, búsqueda de ropa de marca, personalidad inadecuada, en fin, adopté una hipocresía personal increíble, de película, es más, yo mismo vivía en una película irreal, así veía la vida.
¡Vale, vale, no me lío más! sólo intentaba ser detallista ¡ja, ja, ja! Bueno, después de muchos cambios, a mediados del 2012, justo cuando empecé a escribir en esta libretilla, empecé a recuperar conciencia y fundamento. Tendría unos quince años cuando, por fortuna, conocí a la que, dos años y medio más tarde, sigue siendo una de las razones de mi cambio, mi novia y fiel compañera. Y digo una de las razones porque sé que la mayor razón de mi cambio de actitud fue mi fuerza de voluntad por volver a ser quien siempre había sido. Ten bien claro que nunca nadie te ayudará más que tú a ti mismo.
Por todo ésto y más, reconozco que fui muy celoso, es decir, la avaricia por haber querido ser la persona que no era me hacía envidiar inútilmente a los demás. De ahí surgieron mis celos y de ahí también esta cuarta frase.
Espero que reflexionen con la frase y con la explicación, gracias por la atención prestada.
Saludos cordiales.
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